viernes, 29 de marzo de 2013

Flores en el ático. No hay nada como el amor de una madre...

La adaptación cinematográfica de la novela homónima de Virginia C. Andrews supone un ejercicio cuanto menos curioso a cargo de su director Jeffrey Bloom, pues nos encontramos con un film fronterizo entre el género de terror o el drama retorcido.


Tras la muerte de su marido, Corrine se traslada con sus cuatro hijos a la mansión de sus padres en busca de redención y de un cambio en el testamento de su moribundo padre. Con tal de alcanzar el perdón de una extremista y furibunda madre, accede a abandonar a los chicos a su suerte en las entrañas del ático de la gran mansión. Lo que en principio parecía una solución momentánea se acaba transformando en una pesadilla, en la que los hijos de tan desnaturalizada madre habrán de lidiar con el hambre, la enfermedad y el más puro terror. 

La abuela estereotipada siembra el terror.
Si bien la puesta en escena y algunos instantes han envejecido bastante mal y los personajes son maniqueos; no obstante, el sentimiento de claustrofobia, la mala leche, y el toque malrollero que aporta el fantasma del incesto (siempre presente por todas partes), y que en la actualidad sólo los directores más Hardcore se atreverían a emular, han ganado fuerza con el paso de los años al igual que el mejor de los vinos.

En un espacio tan limitado la intimidad brilla por su ausencia
Flores en el ático fue un gran éxito en las salas a finales de los 80 y un best-seller que se sigue vendiendo fuera de nuestras fronteras, por lo que es inadmisible dejarla aparcada sin darle una segunda oportunidad. 

1 comentario:

  1. Esta peli es una asignatura que tengo pendiente, sobre todo porque entre las protagonistas está mi admirada Kristy Swanson, uno de esos amores platónicos de juventud.

    Que por cierto, cabe comentar que los que salen en la portada... no son ni de lejos los de la peli, ¿verdad? ¿O es que hay alguna escena donde salgan esos? Porque vaya caretos...

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