domingo, 14 de abril de 2013

Horror en el museo negro. Maldad y astucia desmedidas.

Estamos ante una pieza de la "trilogía sádica" del británico Arthur Crabtree. Rodada con mimo y esmero en 1959, la película acabó recibiendo la clasificación "X", convirtiéndose en un icono del cine macabro. En la actualidad, varias de sus escenas nos siguen pareciendo espeluznantes gracias a la habilidad manifiesta del director a la hora de jugar con nuestros miedos y fobias...


Una ola de crímenes retorcidos (a la par que creativos) tiene en jaque a Scotland Yard. La constante intromisión de un célebre periodista (quitémonos el sombrero ante un sensacional Michael Cough) especializado en criminología pondrá en evidencia la desorientada labor policial. Dicho periodista es un carismático showman de su tiempo, que en sus ratos libres se dedica a conseguir piezas únicas para su célebre museo de los horrores. 

El detonante del Film es de esos que no se olvidan...
El apartado audiovisual es simplemente sublime, empezando por un detonante que se grabará para siempre en nuestra memoria. Los asesinatos son perfectamente recreados en pantalla, usando medios pioneros para la época. Con respecto al guion de Aben Cohen y Herman Kandel, cabe decir que es un texto inteligente muy bien construido, lleno de personajes inquietantes y diálogos brillantes. En definitiva, Horror en el museo negro es una película imprescindible para los amantes del terror y de los clásicos en general. 

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