lunes, 16 de septiembre de 2013

La maldición del Hombre Lobo. Los orígenes indecentes se pagan...

Terence Fisher es uno de esos grandes directores que por extrañas circunstancias ha sido infravalorado en algunos círculos de la crítica, a pesar de su buena factura y rico bagaje en el séptimo arte. Su legado en el cine fantástico es incuestionable, y su participación en la Hammer se puede tachar de legendaria; prueba de ello es La maldición del Hombre Lobo, película que dirigió en 1961, contando con la participación estelar de un relativamente desafortunado Oliver Reed, sensacional actor que provocó su declive profesional por culpa del alcohol (por este motivo fue finalmente sustituido por Sean Connery para el papel de James Bond) y sus constantes polémicas callejeras. 


Fruto de la violación y los malos tratos a una mujer discapacitada, viene al mundo un niño marcado por el dolor y el sufrimiento. El amor de la familia que acoge al pequeño, mantiene a raya  la parte primaria y sobrenatural que éste lleva consigo. Con el paso de los años, el pequeño se transforma en un hombre apuesto, sediento de aventuras y con ganas de conocer el mundo (Oliver Reed), pero los ambientes negativos, las malas compañías, y el alcohol provocarán que la licantropía regrese a la vida de nuestro protagonista, de forma feroz e implacable. Los asesinatos se acumulan en la localidad española donde está enmarcada la historia, pero sólo aquellos que aman de verdad a la parte humana del monstruo, podrán hacer algo para frenar a tan insólito criminal. 

Pues sí, este particular Hombre Lobo podría haber sido 007
Es de suponer que para muchos la premisa del film (relacionada claramente con el origen de este monstruo) resulte demasiado anticuada y moralista. Aunque se hace extraño que la maldición del hombre lobo no sea provocada por un mordisco, un mal de ojo gitano, o un experimento fallido, hay que admitir que la historia es sumamente interesante y está perfectamente enhebrada. El tempo de la película es lento, pero de forma constante se suceden interesantes acontecimientos que han sido previamente sembrados. 

Los orígenes y el progenitor del Licántropo dan para tema de conversación...
Terence Fisher supo hacer una y otra vez a lo largo de su carrera, puestas en escena que servirían de referencia a las nuevas generaciones de cineastas y espectadores. Director arriesgado y pionero, en La maldición del Hombre Lobo ofreció un espectáculo audiovisual muy adelantado para su época, que ofrecía un giro espectacular a lo que películas de Licántropos se refiere.